viernes, 15 de julio de 2022

" Lo que no fue, lo que pudo haber sido y lo que resulto": Hut de L' Aigle

Después de calentar por lo que en Alpes podríamos llamar cotas medias, nos viene la gran actividad alpina.. La Meije, montarrón que te deja prendado nada más verlo y sin llegar cualquiera de sus cimas a 4000m tienen más "miga" que muchos con esa cifra tan codiciada por estos lares. Todavía con bastantes horas de luz por delante, comenzamos el ritual de preparativos haciendo lo imposible para no distraernos con las vistas que nos rodean. Primero es el turno de cuerpo con buenos y abundantes alimentos, al que le sigue un pequeño rato de seguir a los fuegos y preparar la comida para dos largas y duras jornadas. Le sigue el juego de cargar las mochilas con toda la pesada parafernalia, la comida y mucho más que mucha agua que por esas alturas no tienen ni grifos; rematando todo con el último repaso, con los nervios a flor de piel como antes de un examen importante, a mapa y reseñas. Asimilada la nueva rutina horaria y con tarea potente por delante en el día de mañana, corremos las cortinas cuando aún brilla luz en el horizonte y el reloj empieza la cuenta atrás.

Siendo imposible dormir hasta que toquen a diana, movemos antes de lo previsto. Recogemos "el cuarto", vestimos elegantes y tras un desayuno digno de la mesa de reyes medievales por lo menos en cantidad, aunque igual también en calidad; enfundamos las duras botas, quedando list@s para la acción. En corto paseíto sobre ruedas, nos alejamos del asfalto ruidoso y muy rodado, adentrándonos en un verde valle en que solo se oye el correr del agua y lo presiden las mismas grandes montañas que de donde venimos. Pillamos hueco en un concurrido parking se nota que es último día de finde y los que serán menos afortunad@s en un futuro próximo están exprimiéndolo por las alturas . Sacamos los mochilones, los cargamos un poco más con cuerda y piolet; siguiendo ese duro momento de echarlo todo a la chepa y partir a la conquista.

Ni tan siquiera asomando nuestro destino
entre las moles que se alzan frente a nosotr@s ...
... bajo un bonito cielo azul adornado con alguna nube y
un brillante sol, vamos zigzagueando para arriba un buen
 puñado de cientos de metros en silencio y soledad
absolutas por las arboladas laderas E del Pic de l'Homme ...
... dejando a nuestros pies el valle que dibuja el rio La Romanche
y en su otra orilla la reserva natural des Pics de Combeynot,
panorama que nos deleita la vista en una paradita en el Passe du Midi.
En todavía momentos tempranos tarde según para qué nos encontramos con l@s primer@s que vienen de las alturas, cosa que aprovechamos para recabar información "fresca" y bastante buenas noticias de las condiciones por esta zona en comparación con otras, pero sin ser tampoco una maravilla y continuamos con la aproximación hacia el refugio más alto de Ecrins, siguiendo en interminable ascenso un inequívoco y cómodo carril pedregoso rumbo a las modestas alturas periféricas de La Meije ...
...entre pinceladas de verdes pastos, "aderezados" con rocas,
a la par de los muros que nos separan del glaciar de la Seille-Vieille ...
Foto de Leyre
... contemplando hacia el lado contrario la Aiguille du Goléon y su "séquito" ...
... mientras bajo nuestr@s pies el terreno
 va perdiendo el vivo colorido alpino ...
... para tornarse en un monótono e incómodo canchal; que hace
 ponerse las pilas para avanzar sin perder el camino por el circo
glaciar du Bec y dar un paso sin ir "p'atras"  llevando activos más
de cinco sentidos para no impulsar piedras o evitarlas de quienes bajan ...
... hasta vernos bajo el muro que nos separa del "piso"
 que alberga los últimos heleros del glaciar du Bec.
La cosa se pone "seria" nada más cruzar un pisoteado nevero
que tapa el camino normal, obligándonos a superar un mal paso
lateral de roca mojada con un único y redondeado apoyo para los pies;
 que nos hace "sudar" más de la cuenta al pasarlo y ver al otr@ y tras lo que sigue
 un tramo de diversión "trepalari" 
I-II con seguros fijos para quedar
frente a un muro rocoso más y algun gélido resto del invierno.
Quedando muy abajo de Villar-d'Arêne y las rampas que caen del coll de Lauteret, atravesamos zonas agradecidas y de equilibrismo sobre piedras y paposos neveros ...
Foto de Leyre
... acabando por trepar fácilmente , guiados por más puntos rojos, la rota y facil
 vertiente oriental del cordal de L'Homme; saliendo al pequeño Col du Bec.

Foto de Leyre
Dominando sobre el glaciar du Tabuchet y
mirando con ganas a las agrestes cumbres de La Meije ...
... cresteamos sin apenas ganar altura por la divisoria N del Bec de L'Homme con patio hacia el glaciar y algun paso aislado de II, siendo el resto "coser y cantar" aunque sin confiarse ni un instante ...
... a la vez que tenemos vistas del valle de La Grave, la zona
 du Goléon y las blanqueadas alturas de Alpe d' Huez ...
... encontrando en poco
la equipada vira de Amieux.
Pisados los talones por un grupo, recorremos con tendencia hacia abajo la estrecha y vertiginosa faja con ayuda de las manos en algún punto; llegando al comienzo del
 camino sobre el glaciar de Tabuchet, donde "l@s cohetes" nos adelantan .

Foto de Leyre
Aprovechando el buen sitio y viendo de cerca las grietas
del glaciar; sacamos todos los cacharros, nos equipamos y
encordamos mientras vemos y oímos caer piedras por donde
 nos toca pasar. Sin perder ni un segundo de más, rematamos
 los preparativos y arreando, que el tema no puede ir a mejor.
Rapidos para no catar una posible pedrada, dando pasos firmes y seguros atravesamos el tieso y duro tramo de hielo inicial seguido de la única zona agrietada, que pasamos con largas zancadas sobre los abismos. Aparentando que los problemas han pasado, sin bajar la guardia aun así, ascendemos el glaciar de Tabuchet por blandísima nieve con el serrado cresterio de La Meije por delante y en eso que de un momento a otro, en una pisada que no difiere en nada del resto.. al unisonó se me hunden ambos pies. Leyre reacciona instantánea y se ancla al suelo "a prueba de bombas", mientras yo lanzo un pioletazo al suelo y clavo uno de los crampones en la pared del boquete. Colgado en el agujero, confirmamos a voces que todo OK y sin dificultades ni necesidad de poner en practica nada de lo estudiado, salgo del mismo. Sintiendo un ambiente más tenso a cada nueva pisada; atravesamos lo que nos queda de glaciar como cohetes sin articular palabra ni contemplar lo que nos rodea ...
... hasta que pisamos tierra firme al lado del
 refugio de L' Aigle y la tarea ve su final.

Con una mezcla de hambre con cansancio entramos al pequeño refugio. Una vez quitados hierros y dado el placer a los pies de un calzado confortable, entramos a la única sala que aúna dormitorio, comedor y salón. Una vez hechos los trámites con la guarda y negociado un revitalizante plato de pasta, después de husmear los casi 360º del refugio; nos acomodamos y desplegamos el chiringuito para buena comida tardía, sumando una cabezada a destiempo. Poco más de media hora y llaman a la cena a l@s cuatro con quiénes compartimos refugio, no tardando en seguir el ejemplo y cenar cuando casi estamos terminando de saborear la comida.

Repuesto lo gastado, llega el momento de valorar la situación y más cuando tenemos el parte de meteo definitivo. Una primera parte de la mañana pinta idílica, para ir tornándose en "Mordor" aliñado con tormentas y agua. Tal y como estamos, sabemos que si intentamos cualquiera de las dos cimas que tenemos sobre la mesa, es más que probable que nos pille el marrón y quedarse una segunda noche en el refugio tampoco es una opción, porque lo malo viene para quedarse. Vueltas y más vueltas  nos da la cabeza, hasta que con rabia vemos que la mejor opción es la que menos nos gusta. Tomada la decisión,  alegramos la situación por un momento con las bonitas últimas luces del día y zanjamos el día de "capa caída".

Una pésima noche,  pero tranquila en cuanto a canticos se pasa volando y de coincidencia suenan los despertadores a la vez. Instantes más tarde que el fuerte cuarteto, que se lanzan al ataque de la Meije, movilizamos del catre.  Dejado todo como si no hubiéramos pasado por allí, rehacemos mochilas con tranquilidad para la retirada. 
Un desayuno frio y escueto, precede al momento de ponerse de nuevo las botas y la cacharrería; terminando en el momento justo para ver salir el sol en el horizonte y tomarlo como el pistoletazo de salida en una contrarreloj contra la meteo.
En la orilla del islote de L' Aigle tan solo  viendo la luz del sol
pero sin sentir su calidez nos encordamos y equipamos. Admirando
 el impresionante panorama alpino de La Meije una última vez ...
Foto de Leyre
... sin nada que envidiar lo que se pone delante hacia oriente, enganchamos la marcada huella del glaciar, que ya empieza a transformar, y descendemos veloces a la sombra de las escarpaduras del Bec de L' Aigle ...
... terminando, a la vez que dominamos sobre el regacho de nubes
que cubre el valle de La Grave, por salvar la zona de grietas y con suma
 delicadeza en los últimos pasos helados pasar a la estrecha vira de Amieux.
Quitados gran parte de los hierros, deshacemos el colgado paso equipado que parece recortado en comparación a la ida; continuando la diversion con el aéreo cresteo y sus no muy complicados destrepes en el filo que separa el agrietado glaciar de Tabuchet
y los restos del glaciar du Bec, terminando por bajar a su circo con un poco
 más de "bailes de pared"  en la soleada vertical rocosa de L 'Homme.

Foto de Leyre
Después de deslizarnos con fluidez sobre nieve sopa y la primera
 ración de canchal, afrontamos con soltura los destrepes más
verticales y llegamos al efímero pasaje delicado del nevero.. no viendo
otras opciones, sacando lo mejor de cada un@ destrepamos el mojado
flanqueo y con ello las dificultades desaparecen. Ahora puede venir
lo que sea, pero mejor que tarde.
Según lo predicho, lo malo no tarda en acechar
y apoderarse de las alturas que nos rodean; provocando
que la paradita sin prisa, no dure demasiado ... 
... y pongamos pies en polvorosa para surfear por los canchales orientales del Pic de L' Homme, siguiendo en picado entre los coloridos pastos y un interminable zeteo por las laderas del valle de La Romanche; volviendo al Pont de Brevis tras casi un KV y donde ponemos fin, rato antes de la llegada de tormentas, a una segunda intentona a estas alturas.
Pero ya sabemos lo que dicen la sabiduría popular.. A LA TERCERA VA LA VENCIDA!! VOLVEREMOS











Del Rìo

6 comentarios:

  1. Aunque no pudisteis completar la actividad, con buen criterio, tiene mérito hasta la ascensión al refugio. ¡Buen reportaje!

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    1. La verdad que solo llegar al refugio ya tenia su miga y el entorno que nos acompaño todo el recorrido era un espectaculo. Tan solo nos falto la guinda jejej

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  2. Ánimo, si siempre se hiciera cima sería aburrido no? Tu relato es un calco exacto de nuestro intento al Cervino la semana pasada…con caida en grieta incluida!!saludos

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    1. Pues si, esto es como un "juego" y unas veces se "gana" y otras se "pierde". Ahi esta unas de las muchas emociones de esto ejje. Joe vaya pena lo vuestro del Cervino y más vale que lo de la grieta solo quedo en susto. Animo y a por la siguiente ;)
      Saludos y gracias por la visita al blog

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  3. Hola Oscar.

    Bueno, hacer cima hubiera sido ponerle la guinda al pastel, pero hay que quedarse siempre con la bueno, que, en esta ocasión fue mucho. Muy guapa toda la ascensión, con ese susto, que por suerte, se quedo solo en eso.

    Salud y montaña

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    1. Siempre es una pena no poder llegar, pero hay que quedarse con lo bueno de la experiencia. Llegar a ese refugio por alla arriba perdidos fue una pasada jeje y el susto ya casi nos lo esperábamos tal y como estaba el glaciar en los primeros pasos que dimos.

      Saludos y gracias por tus comentarios :)

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