sábado, 25 de septiembre de 2021

Vuelta acantilados y bufones del Infierno

Viviendo en nuestras propias carnes el recibimiento más típico en las verdes tierras Asturianas a base de agua a granel, una vez más y ya no sabemos ni cuántas van de estas, nos "perdemos" un rato por los esculpidos parajes calizos de la costa entre Llanes y Ribadesella. Cuando la luz va empezando a apagarse, nos retiramos a uno de los tranquilos rincones cerca de los acantilados; asentándonos como campamento para la noche y punto de partida para por la mañana. Mientras rematamos los preparativos para otra jornada de "montaña costera", el mundo también va "poniéndose a tono" con otro diluvio que no hace más que alimentar el barrizal ya existente. Forzados a concienciarnos para mucha "diversión", terminamos por sumirnos en profundos sueños, pero ya con los ojos cerrados.

Con nula espectacular empieza un día gris; que debería invitar poco a salir, pero aquí ya ni con esas. Irremediablemente calzamos zapatillas y sin dar oportunidad a desayunar, a horas en que la gente normal ya podía estar también deambulando, emprendemos otra andanza por los parajes del límite costero del Cantábrico sin un alma a la vista y más fresco del que veníamos acostumbrando.

De nuevo las más grandes montañas adornan tan solo el fondo de nuestro marítimo escenario y desde el discreto asentamiento en el que hemos pasado la noche , eligiendo
uno de los multiples caminos sobre el herboso terreno; nos vamos alejando de tierra firme, paseando y entrando un poco en calor hasta plantarnos sobre las aguas del cantábrico.
En el mismo borde de los impresionantes acantilados del infierno,
esculpidos por el tesón de las aguas del mar, encaramos 
 al trote con rumbo de vuelta hacia Llanes ...
... cercados a un lado por mucho
verde y los punzantes "escayus" ...
...  y al otro el asombroso abismo sobre "el azul",  avanzamos a su par y a
la carrera por un arenoso camino sin perdida, superando las pequeñas
 e insignificantes irregularidades del costero terreno ...
... que empieza a mostrarnos su espectacularidad con los islotes de Palo Verde y Palo Pequeño desde la punta de Palo Verde ...
... pasando por la ensenada de Oliencu, con su bonito arco y resistente monolito ...
... siguiendo con más curiosas formaciones en los acantilados de Tuzarrizu, tras los que terminamos en las cercanías de Cuerres, en la frontera entre Llanes y Ribadesella.
Por un momento nos detenemos en la verde explanada de los bufones de Guadamía, admirando la hendidura esculpida por las aguas del rio homónimo y al otro lado la zona de los bufones de Pría ...
... y volviendo la cabeza atrás una última vez, vemos las esculturas calizas que el tiempo y el mar han dejado sobre los bonito acantilados que nos separan del desenlace del famoso rio Sella.

Marcando nuestro siguiente objetivo en la otra orilla del rio, corremos
a la playa de Guadamía y nos damos de morros con la ingrata sorpresa.
El nivel del mar esta alto y la playa junto a nuestro camino de paso,
estan sumergidos ; frustrando el plan de ir hasta los bufones de Pría.
Al momento intentamos buscar alternativas y solución, pero no vemos
nada factible y el tema queda pendiente para después. 
Saltando la segunda y muy bonita parte , nos disponemos a volver
 por el interior de estas tierras marítimas corriendo por estrechas y solitarias carretereruchas entre campos de labranza y antiguos hórreos ...
... uniéndonos al camino de Santiago del Norte,
en el que dejándonos llevar por su "corriente",
llaneamos hasta el comienzo de la vuelta a los acantilados
del infierno
al que le ha faltado una bonita parte; lo que nos
 hará despedir la costa un poco más tarde de lo pensado ..
pero nuevas montañas estan por llegar.














🗻Del Rìo🗻

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