sábado, 30 de abril de 2022

El techo de Híjar: Valdecebollas

Las dudas protagonizan los momentos previos al ecuador de esta "desventura"; no sabiendo con seguridad si encontraremos nieve o no por el techo de la Sª de Hijar, a pesar de verla algo glaseada desde Peñas Gordas como, como para ir "equipad@s hasta los dientes" lo que viene siendo ir cargad@s como mul@s o no. El sueño puede más que el quebradero de cabeza y después de una buena cena en mejor compañía a la luz de la luna llena, caemos rendid@s a la espera de llegar el debido momento de "sentenciar" la mejor manera.

Al son del sol nos despegamos de las sábanas en tierras palentinas, junto al antiguo puente de Nestar . Por si acaso nos metemos en vestimentas para pisar nieve en cantidades considerables y sin saber hasta donde podremos llegar sobre ruedas , despegamos de vuelta a la frontera con Cantabria. Pasando la zona minera de Brañosera, salimos de dudas de un plumazo. La nieve apenas adorna un poco las laderas y se puede pasar sin pisarla, por lo que toca recular de pies a cabeza con lo puesto; pero por lo menos podemos llegar hasta donde queríamos  aunque se podía seguir todavía más, hemos venido a patear
Aparcados junto al refugio de La Collada ,nada mas acompañad@s de otra pareja, cambiamos vestimentas, mochilas y calzado para hacer una actividad rápida y sobre todo ligera. Puesto el plan inicial patas arriba, nos lo tomamos con filosofía y una taza caliente mientras se asienta el día en estos tranquilos parajes. El tercio no tarda en cambiar, al llegar desde una cuadrilla de moter@s campo a través a un autobús entero de veteran@s montañer@s, tras cuya estela emprendemos nuestra "carrera".

Encarando hacia donde oculto se encuentra el techo
de estas alturas castellanas, pegados al quitamiedos
de la carreterucha entramos en calor corriendo suave
durante casi cuatro kilómetros a la par de la muga
 entre Palencia y Cantabria por las faldas del cordal
de Peña Rubia cubierta de espeso matorral y aflorando entre
 ellos verticales moles de conglomerado; llegando a los pies
de peña Astia, donde perdemos de vista al enorme grupo
 montañero que ira atacando a la gran cima.
Con el VERGONZOSO e inacabado refugio de Golobar
"estropeando" las vistas hacia el valle del Rubagón,
que alberga el pueblo más antiguo de España 
Brañosera ...
... sorteada al comienzo una embarrada zona, cojemos una pisada senda a la par de una regata que fluye hacia el arroyo de la canal, para a ritmo ir ganando altura por el circo de Sestil en total soledad y deleitándonos con el canto de pajarillos ...
... que habitan estos verdes y salvajes parajes
 orientales de la montaña palentina ...
... plantándonos en el collado de Sestil, después de subir 
un tieso "pasillo" terroso entre pastos y varios primaverales neveros.
Al fin por las alturas, donde el aire puro inunda los pulmones y la mirada luce con otro brillo, vemos la concurrida cima de Valdecebollas y que definitivamente los hierros solo habrían estorbado.. aunque hasta este instante era una apuesta para nada segura.
Con poco que pueda cansarnos, continuamos hacia nuestro inconfundible y muy concurrido
en estos momentos objetivo por los caminos de la falda de Sestil alto manteniendo la altura y bordeando la cabecera del valle de Covarres ...
... para alzarnos en un último arreón por las laderas E sobre las altivas
 tierras del norte de la meseta, en gran parte "comidas" por nubes bajas ...
... y atravesando algún nevero paposo, "pisamos"
lo más alto de estas moles: Valdecebollas (2143 m).
Foto en lo alto del vértice geodésico
 de Valdecebollas (2143 m).

Compartiendo cima de primeras, al pasar cinco minutos tod@s pliegan y disfrutamos de un bocado "breve" no de tiempo sino de tamaño mientras oteamos las cercanas cumbres de Alto Campoo ...
... y fantaseamos con futuribles por esas escarpadas montañas de Picos de Europa,
dejando para el final un "cambio de chip" para lo que se avecina. 
Foto de Leyre
Al mismo tiempo que dos sobre sobre ruedas o mejor dicho ruedones, que no tardan en pillar ventaja y desaparecer de nuestra vista, salimos a toda pastilla de la cima; deshaciendo el lomo cimero sin mucha "chicha"  y  despidiendo ,desde el paso entre los Sestrales, la cima que nos ha hecho sudar un poco y a la que todavía sigue subiendo gente.
Volviendo la mirada alla donde empezamos;
viendo Peña Rubia, el refugio de Golobar, la verde cuenca
del arroyo de la Canal y el antiguo circo glaciar de Sestiles ...
... como corceles desbocados nos lanzamos a la carrera por verdes pastos de montaña,  caminos de firme suelto y otros pegajoso-divertidos que nos llevan junto al refugio; dónde sin aflojar, "volamos" por el asfalto de vuelta a la Collada y final de esta breve incursión por  La Montaña Palentina, con idea de regresar a por aquello que nos ronda por "la azotea".
Foto de Leyre
17 abril'22
🗻Del Rìo🗻

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