lunes, 9 de octubre de 2023

Ferrata y giro al Torrione Porro (2435 m)

Aún enfrascados en la bonita y larga vuelta por el Val Darengo, ya de vuelta en lo que se vas completamente relajados que no descentrados , irrumpe el tema de que hacer la siguiente jornada.. que a pesar de ser sábado fatídico día en cualquier lugar, por el gentío, nos quedan ganas de más 🤪. Pietro me comenta que a él no le importaría ir a una ferrata de Valmalenco que le ronda la cabeza desde hace tiempo, a lo que de inmediato le digo que SI que allá que vamos y él sigue diciéndome que sería su primera ferrata, pero que conmigo se atreve igual tengo que plantearme muy seriamente ciertas cosas .

Llegada tardía a casa y tareas varias, obligan ir a toda prisa. Rehacer mochila, preparar material y ojear detalladamente la Ferrata y la vuelta. Al final monto en mi cabeza un plan, sus posibles divergencias y sin darme ni cuenta quedó en stand-by hasta por la mañana.
Horas prudenciales, pero no demasiado para evitar "la masa", marcan los relojes cuando junto a Pietro voy hacia el final de Valmalenco. "Soltando" otro peaje, aparcamos en los alrededores de Chiareggio y empieza un día de los de vicio 😃.
No viendo el sol todavía pero si la luz y sabiendo que lo veremos brillar,  además con fuerzas apuntamos
 en dirección al refugio de Gerli Porro. Engullidos por un
 bosque bastante espeso
 que priva de vistas y el fresquito mañanero que acompaña,
 nos hacen tirar para
arriba a piñón en soledad y tan solo escuchando la
 melodía de la naturaleza.
 Cuando llevamos buen rato sin tregua, el panorama a
 la espalda se abre y con
 cuatro pasos más, lo hace también por delante a las puertas del refugio.
Aprovechando la tranquilidad , aún siendo el principio,
decidimos parar por un momento. Porción de tarta ,información
de primera mano y nuevamente poniendo los pies en el mundo,
alzamos la vista a nuestro objetivo. Guiados por carteles , marcas y
ometti dejamos el firme amable. Todo tieso sobre rocas y bloques
  arañamos un buen número de metros a la W del  Torrione Porro ...
... acabando sin posible perdida al inicio de la Ferrata, donde una pareja se prepara para ir por delante.
Sin prisa, para no ir pisando talones, nos equipamos con todo y "por si las moscas" dejo preparada la cuerda en la mochila. Comer algo para que no falten las fuerzas. Un trago de agua. Comentar todo lo importante a saber e inmortalizado el estreno de Pietro en la vertical, a ello. Foto de Pietro
En cabeza voy yo y Pietro me sigue bajo mi atenta mirada. Un laberinto de grandes rocas con alguna grapa para superar pequeños resaltes y mucha pateada son el entrante de la vía ...
... con un telón de fondo tan alpino como impresionante, del grupo del Disgrazia, y que nos permite distraernos por algún que otro instante. Al poco damos con una pared ...
... que no se sube, pero hace presente el ambiente y una ligera tensión.
"Piano piano" avanzamos por las multitudinarias grapas como quien
sube por las escaleras de un rascacielos, echando las manos solo
en algún que otro momento más tieso ...
Foto de Pietro
... hasta que el muro que llevábamos al lado no vertiginoso, se planta en nuestras narices y empieza la verdadera diversión. Manos a las grapas. Pies también. Los primeros pasos cuestan, pero ambos entramos al tema. Sin dificultad superamos un primer muro con un paso lateral y que tras seguir un estrecho filo de dos pasos, se entra en la segunda pared sin intermedio. Trepamos más y más, disfrutando del terreno vertical, férreo y rocoso; en eso que vemos un paso ligeramente desplomado. Cogemos aire, apretamos machos, tiramos un poco de brazos ...
... y aparece la cima casi al alcance de la mano. La verticalidad en ese mismo instante ...
... queda atrás. Recorriendo terreno escarpado que esconde pequeños escalones pero con poca gracia, nos lleva ...
... a zanjar la vía ferrata del Torrione Porro de una pieza y sin sufrir demasiado y despedir el valle glaciar de Ventina.
La historia sigue su curso y la subida igual. Yendo con los pies
 en tierra firme, nos montamos en el cordal SE del Torrione.
Dominando sobre la cuenca del Lago Pirola ...
... surcamos la amplia línea herbosa y rocosa...
... coronando la solitaria Cima del Torrione Porro (2435 m). Es casi media mañana
y nos hemos ganado una paradita. Deleitamos al estomago un poco. Al resto de
 sentidos más con el panorama alpino de Valmalenco haciendo limite con Val Masino
 y Suiza, que hace irse el rato en un abrir y cerrar de ojos.. pero toca quitar la
 cacharreria, volverla a la mochila y continuar con la vuelta del Torrione.
Cogiendo lo más amable de la pequeña pirámide alpina, bajamos en menos de un momento a la cuenca del alargado lago y nos juntamos con la tranquila senda que antes de la emoción abandonamos. Lo facil seria regresar por él, pero preferimos algo mejor. Dirección contraria, apuntamos al Bocchel del Cane. Rastreando las marcas a veces escondidas con algunos ometti, navegamos por un mar de enorme bloques de granito con su consiguiente ración de saltos, equilibrios y pasos de echar manos; llegando tras buena soba al paso y abandonar el escenario que presiden las imponentes moles del Disgrazia.
El subir se acaba, de aquí todo cuesta un poco menos y empieza el retorno
  
pero con vuelta amplia 😜 . Oteando otro horizonte, un poco menos blanqueado y gélido,
en que el Pizzo Scalino es el indiscutible protagonista; nosotros clavamos la mira
en las bajuras y en los dos lagos que destacan entre el multicolor granito y el verde
 de los bosques de San Giuseppe. En picado nos lanzamos por el marcado caos ...
... unos primeros metros muy inclinados nos obligan a ir con cierto tiento, pero en cuanto cambia.. perdemos altura más que rápidos, "surfeando" sobre las rocas ...
... saliéndonos del camino marcado para desviarnos al pequeño lago de Lagüsc,
donde tenemos la hora de comer y el lugar nos va que ni pintado. Buscamos buen
sitio donde sentarse. Por suerte es uno con buenas vistas y rato largo muy largo,
sin ninguna prisa.. comiendo, descansando, dejándonos envolver por estos
 lugares mágicos y lo mejor de todo compartiéndolo en buena compañía.
Queriendo entre poco y nada retomar la marcha, toca hacer el esfuerzo. Rodeado el lago al completo por fuera de toda traza, volvemos a lo marcado. Bajando sin descanso y total comodidad por el sendero, el paisaje cambia de la monotonía rocosa a colorido y boscoso, al que acompaña la aparición de gente y la desaparición de la tranquilidad al "caer" en el laghetto di Lagazzuolo. Vuelo de drones, gritos, suciedad.. aún con todo el lugar es tan bonito que en un rincón apartados, casi marginados, volvemos a parar porque prisa no hay ninguna y estamos aquí para disfrutar.
Tras el nuevo paréntesis más corto y menos "mágico" que el anterior a la marcha,
misma jugada. Bordear lago y llegamos al Bivacco Lagazzuolo,
donde enfilamos el sentiero 318 hacia el final . Despedidas
las alturas que han sido otro bonito patio de recreo ...
... con vistas a Valmalenco y hacia sus moles más grandes que nos separan de Suiza ...
... entre parajes apacibles, perdidos
 y casi sacados de cuentos ...
... tiramos en continuo y largo sube-baja por las boscosas
 faldas de la cabecera de la Valmalenco, regresando 
a Chiareggio, siendo el inevitable final de la ruta
y de la semana .. pero que lleva a otros comienzos??
 O mejor dicho a inminentes continuaciones
😜.
⛰️Del Rio⛰️

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