Circular Lavasar-Ribereta a Cotiella (2912 m)

Creyendo que la semana santa seria un espejismo que tan solo iban a disfrutarlo el resto de mortales, los astros se  acaban alineando a nuestro favor y con no demasiado tiempo tenemos que darle al coco para destino y faenas. De primeras ambos no sabemos y ese sitio no sale en los mapas 😜. Un@ acaba rompiendo el hielo y tira algunas ideas, animando al otr@ a lo mismo.. resultando en un tira afloja hasta dar con ese punto en que todo converge, 🏔️.

Llegado el día de salir, las ganas están listas para explotar pero tenemos todo lo demás a medias. Cuando todo el mundo sale; nosotr@s entre cuatro paredes rematamos preparativos y en última instancia damos una vuelta a los planes para amoldarlos a este giro de los acontecimientos. Con las últimas luces del día  y unas carreteras más apacibles, plegamos y nos acercamos a tierras pirenaicas una vez más.

En un primer día entramos tranquilamente en materia vertical por las paredes permitidas de Rapún, comemos y bebemos bien; para después viajar un poco más y afincarnos a orillas del Cinqueta en el valle de Gistain para breve rato de la noche.

Recién echadas las calles, nos ponemos en planta para la acción en unas montañas que quedan a la sombra de las más grandes del pirineo. Sumidos en una oscuridad bien iluminada, previo peaje, cojemos un camino que no hemos dado tiempo a que terminen de montar y tras largo traqueteo, llegamos los primer@s al refugio de Lavasar. Bien aparcados, hacemos café mientras enfundamos botas. Sin perder tiempo cae un exprés desayuno y a punto de terminar aparecen algun@s que se van hacia el ibón de plan. Centrados con lo nuestro, seguimos y al alba nos ponemos en marcha.

Al contrario de lo que la mayoría haría, dejamos para después el famoso ibón de Plan. Desandadas un par de curvas de la pista, damos con una senda donde el fresquito mañanero nos obliga a poner alguna capa más y viendo como los rayos de sol
van ganando terreno, sin pérdida entre el pinar y sorteando algunas "tarimas"
de hielo nos adentramos en el salvaje valle de Lavasar.

Teniendo alla abajo el valle de Gistain y a la espalda los fronterizos tresmiles entre otras de las zonas de La Munia y Bachimala la claridad del camino desaparece, a lo que le sigue el denso pinar después de un tramo de navegar valle arriba ...

... para acabar bajo la Peña de Lavasar , en el inicio de la nieve
 y sintiendo ,en un pequeño "oasis", por primera vez la calidez
de algunos rayos de sol con buena dosis de "sudar metros"
y equilibrismos por terreno caótico.

Montados sobre los crampones y piolet en mano, en la más absoluta
soledad ganamos altura por duras y prietas rampas blancas 
en las que se ven restos de alguna de las últimas avalanchas que podrán caer en la zona ...
Foto de Leyre

... compartidas por el cordal de Lavasar ...

... y la muralla rocosa que nos separa de las aguas de ese mágico y famoso ibón ...

... apareciendo frente a las dolomíticas agujas de Lavasar
 y su todavía oculto ibon, que esperábamos encontrar
 con una estampa más espectacular,  ...

... a la vez que el sol se nos une con ganas; para continuar, despidiendo
 la estampa montañosa de la parte más septentrional de las tierras
del Cinca y Cinqueta, casi llaneando por el blanqueado fondo
de la vaguada del Ibonet sobre laderas que empiezan
a "cocerse" y entre triturado territorio de simas ...

... hasta subir momentáneamente al collado de La Ribereta.

Sin parar, apuntamos al collado de la Pala del puerto donde vemos ese paso algo expuesto, haciendo que pongamos "las antenas tiesas". Bordeando la cara N de Punta Armeña con Leyre echando pies un poco "raro" pero diciendo que todo va bien; entramos al tema y con buena letra, por nieve dura y tramos donde afloran piedras, superamos la corta subida al collado.

Asomados a la pleta de las Bruixas; la imagen que se ve, es "triste" en blanco
 no.. lo siguiente, pero al fin ya vemos nuestro objetivo el techo del macizo.
 Desgastando los crampones por varios tramos pelados tirando más a que sobran 
y buscando la mayor continuidad de nieve, vamos al fondo de la pleta ...

... por la cual en un interminable sube y baja entre hendiduras
 de afiladas calizas, dolinas, pedreras y algunos neveros, nos
 presentamos a los pies de la sombría y vertical cara N de Cotiella  ...

 ... para atacar está "olvidada" cumbre bajo un sol abrasador
 y sin brizna alguna de aire, abriendo huella en diagonal
 por sus grandes laderas W y sus amplios canalizos "sufriendo"
 una nieve que cambia a cada paso mientras veo que Leyre
va "decayendo" y caminando todavía más raro que antes ...

... llegando a la colladeta de las Neiss, donde  el "invierno" es ya cosa
 de un pasado lejano y los cacharros sobran. Mientras vuelven a la mochila,
empiezo el interrogatorio. Rápido suelta prenda. La combinación de bota
 más crampón le causaba molestia en un pie y de ahí la rareza.. pero que
 ahora la cosa pinta mejor y de nuevo nos ponemos a la faena.

Haciendo otro esfuerzo más, subimos la rampa final por un canchal dando dos pasos adelante y otro involuntario para atrás, por donde parece haber una difusa traza, algunos hitos y paralelos en todo momento al corte casi vertical que cae hacia el circo de Armeña ...

... "poniendo banderita" en la solitaria cima de Cotiella (2912 m).

Foto cimera en Cotiella (2912 m). 👆 y Leyre

Nada más pisar la cima, aunque la hora invita a mimar al estómago.. los ojos miran aquí y allá ante un día de los de hacer afición. El macizo de Maladetas es el que se lleva la primera oteada, con el grande de los pirineos pero más importante para nosotr@s con algún otro objetivo para estos días ...

... justo al lado la Sª de Chía y esas montañas que tanto nos gustan del macizo de Posets, quedando por detrás las de Bachimala y Perdiguero que tan pocas veces nos dejamos caer por ellas ...

... y ya bocata en mano, rematamos el deleite de la vista con Mt. Perdido entre nubes y todo su sequito de grandes y menos grandes cimas.

Sintiendo cada vez más un frío soplido que invita a no quedarse, es momento de volver al mundo real que espera a los pies de estas alturas. Dados unos pasos, el pie de antes dice: ¡¡Hasta aquí!!! A duras penas nos cobijamos entre unas piedras y descubierto "el pastelito" ; toca sacar "el quirófano", "operar" y con un comped más esparadrapo.. al lio con otra cara.
Surfeado el canchal de la cima, sin crampones pero si piolet por si resbalamos seguimos perdiendo altura a la Pleta de las Bruixas por una nieve que se vuelve agua por momentos y del tirón sin padecer demasiado, buscando suelo no blanqueado, nos alzamos hasta el collado de la Pala del Puerto donde lo puesto no es suficiente. El "pasito" lleva rato sin ver el sol y con buen criterio ponemos pinchos, llevándonos a salvar la prieta bajada a la colladeta de la Ribereta.

Lavasar y sus agujas quedan ahora de lado y nos aventuramos hacia el ibón de Plan por el valle de La Ribereta. Tieso por la sombría vertiente N del Pico Raymond d’ Espouy, bajamos ,a ratos sobre nieve dura y otros sobre polvo viejo, de golpe y porrazo el desnivel al fondo del salvaje valle ... Foto de Leyre

... por el que seguimos su curso y nos alejamos de los imponentes paredones que albergan algun tema interesante entre restos de viejas avalanchas ,muchos pedruscos recientes, ...

... algunas simas que mejor ver de lejos, por si no todo lo que las rodea es tierra firme, ...

... y tras largo llaneo la nieve empieza a brillar por su ausencia, lo que nos hace guardar definitivamente la artillería pesada. Deslizando por una vaguada y rastreando hitos por terreno salvaje ...

... para acabar, "un piso por encima", dominando sobre el famoso ibón de Plan.. pareciendo que "el pescado estaba ya todo vendido".

Pegados a los cortados, los hitos nos guían hacia lo mejor y nos meten en una canal que cae desde lo alto de Peña La Una que todavía guarda nieve en varios pasos, sin pie a error. Bien agarrado a la roca, tallo hueco para los pies a botazos por la nieve dura y rapid@s salvamos el primer paso. El segundo no da muchas opciones. Equipados de nuevo, realizamos una corta travesía hasta el centro de la canal ...

... para continuar destrepando otro trozo de durito blanco entre angostas y verticales paredes, concluyendo la vuelta y primera aventura de la semana santa con una carrera contrarreloj contra el "decaer" del día. Foto de Leyre

7 Abril '23

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