martes, 15 de marzo de 2022

Esquiando lo poco prometido entre karst

Después de un invierno más seco que el desierto del Atacama, con la esperanza más que enterrada en lo profundo..al fin aparece el tan ansiado "mal tiempo", que sí que es una jodienda que sales y te mojas pero igual que cuando viene un niño con una pan bajo el brazo ,este trae nieve y por aquí hay quien esta al acecho.
Mirar partes de meteo a cada actualización, webcams y todo aquello que arroje un poco de luz a la situación, van poco a poco moldeando un pequeño plan cuando el mundo sigue girando a un ritmo que algunos no seguimos por ahora.

Todo lo que por casa es agua, por arriba esta siendo nieve y el equipaje tarde en estar preparado menos que las alubias en la olla express que hay para comer. Una vez todo apañado para la semana y las nubes con la faena acabada, cual alma solitaria enfilo hacia las alturas con esa nieve recién caída a estrenar en un idílico día de sol pero con PEROS.
Esperando que llegue lo prometido por quién da el tiempo, levanto el campamento por las bajuras del Roncal rondándome por la cabeza un par de ideas. Para todo no se puede tener suerte y la que era la opción que levantaba más ganas, está para dejar las tablas en casa. Sin pensarlo ni un segundo, pliego con todo y me dejó caer en Arette.. un Arette desértico, blanqueado desde la puerta del coche y con un sol brillante adornando. El ansia me hace poner las botas a toda prisa a la vez que desayuno y después de pelear con las demasiado adherentes pieles de foca, salto directamente al blanco manto.

Enmarcado por parajes de película y cobijado del viento que trabaja las laderas de las montañas, subo por las suaves pistas entre terreno kárstico y pinos glaseados ...
... llegando a las puertas del esculpido Larra,
dejando atrás las tierras del valle de Baretous. 
Vigilado por el gran puntiagudo de la zona
al otro lado del "tramposo" terreno de Larra ...
... sigo foqueando para arriba sin tregua ni mucho esfuerzo
por la tendida boulevard des Pyrénées, aguantando el azote
del incansable viento más las molestas partículas
de polvo blanco que lanza como perdigones ...
... y ampliando el panorama hacia poniente; empezando por el Arlas, siguiendo las cumbres de Belagua Lakoras, Lakartxela y el cordal hacia Otsogorrigaina que termina el Orhi ...
... hasta plantarme a duras penas en lo más alto de la
estación de Arette. Las intenciones de ir hasta el Soumcouy
se las lleva el viento y de un momento a otro paran el telesilla
 por lo que me veo totalmente solo por allá arriba. Protegido donde
puedo, quito a toda mecha las focas y me preparo para salir
 por patas de allí que no hay quien pare.
Con toda la parte alta de Arette para un servidor,  disfruto como un niño de la bajada por los islotes de nieve venteada de las cuestas occidentales del cordal entre Soumcuy y el paso de L' Osque; volviendo rodeado de mucho gentío a las bajuras de la estación, poniendo fin al buen día antes de que el viento me mandara a paseo.
🗻Del Rìo🗻

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