miércoles, 22 de enero de 2020

"Una montaña entre nieblas": Mendaur (1134 m)

Ni nos trajeron nieve ni leches "los reyes" , aunque lo arreglaron con una semana entera de travesías. Llena de calores y dolores como agujetas, que hicieron todo un infierno el ir de la cama al sofá y del sofá a la cama; y que para más inri se vio rematado con unos días de quedarse en cualquier sitio menos en casa. Pero nada es para siempre y todo pasa; solo que cuando se dice todo, es todo. Como si fueran de la mano, males y anticiclón se dan el piro y dan paso a las ganas, la borrasca y las opciones reducidas. Los ingredientes son los que hay y con ellos hay que intentar salvar la situación. 
Empieza así un bucle casi infinito de mirar y remirar los partes, que van cambiando a cada actualización y transmiten cada vez más inseguridad.  Hay a quienes ya les han saltado las alarmas con lo que se espera, otros mientras hemos sacado las botas y preparado las mochilas; faltandonos solo decidir el destino. Como es la inspiración; que lo mismo sale de un libro ,de una foto , de un reportaje o del queso que tienes en la nevera. Así mientras la madre naturaleza sigue "montando" el blanco y alto escenario; echaremos, con aroma a queso, una fresca mañana por las salvajes montañas de Malerreka.

Al son que marca el viento, "bailan" las nubes que adornan el inicio del nuevo día con un cielo medianamente azul que nadie había predicho. Lo malo es que con el frío han acertado, no se ha perdido por el camino y se nos ha unido.
"Protegidos" hasta las orejas, seguimos con el plan y salimos hacia las tierras bañadas por el Bidasoa. Sin ningún tipo de disimuló, las nubes van haciéndose hueco de tal manera que después de pasar los túneles de Belate, al más puro estilo del cine, dominan al completo el panorama. Aunque algún rayo de sol esperanzador se cuela entre ellas. Tras remar un poco a contra corriente del EzKurra, paramos en las faldas del Mendaur que con las nubes juega al escondite. Nosotros nos calzamos las botas y vamos a ver si lo encontramos en esta mañana tan invernal.

Vigilados por una cuadrilla de gallinas que nos "despachan" del barrio de Auritz, nos unimos a las GRs 11 y 12 por buen camino entre prados y bordas ...
... dónde sólo nos cruzamos con unas cuantas ovejas que bajan a por el desayuno y nosotros en sentido contrario dejamos a nuestros pies el valle del Ezkurra que parece querer ver el sol ...
... pero huimos de él cual vampiros, y enfilamos hacia las cubiertas alturas al salir a una pista que trunca la bonita subida.
Menos de un suspiro dura el recorrido por la pista; pero en vez de restar, justo antes de volver a la senda, suma con un bonito rincón algo escaso de agua.
Al poco de cojer la senda, dejándonos llevar por las marcas, pasamos una última borda y seguido un puente comido por la vegetación ...
... metiéndonos de lleno en el espeso y otoñal hayedo, 
cubierto por un grueso manto ...
... difícil de esquiar, escuchando nada más que el crujir de las hayas por el viento  remontamos la larga subida por las faldas de Ganbelar en paralelo a la vaguada ...
... y al cordal de Oltzorrotz, que va dejando  volar las nubes que lo cubren ...
... hasta darnos de frente con el muro del embalse de Mendaur.
La presa poca agua retiene, aunque por el otro lado nos frena el avance del "buen tiempo" ...
... dejando al Mendaur sepultado entre grises nubes.
Bordeado el seco embalse, afrontamos el último trozo de la GR acercándonos al dominio de las nieblas por los pastos occidentales de Mendaur ...
... teniendo que luchar contra el viento para llegar al Coll. de Buztizko, adornado con un bien amarrado menhir ...
... y al fin entrever momentáneamente nuestro objetivo,
el Mendaur.
Soplando a favor, que nos deja "pajaricos" y el terreno erizado ganamos las últimas y resbaladizas cuestas de la pirámide cimera ...
... terminando por unas escaleras al cielo, que a nosotros nos llevan
al cobijo del refugio de la ermita de la Trinidad.
Después de lo importante, llenar el buche y calentar el cuerpo,
si que si llegamos a lo alto de Mendaur (1134 m).
Foto de rigor en la grisácea cumbre de Mendaur (1134 m).
Leyre y
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Tanto el aire como el frío invitan a quedarse poco, e igual que alma que lleva el diablo tiramos hacia abajo siguiendo nuestros pasos ...
... viéndonos sorprendidos a medio camino por un sol radiante, dando ganas de dar media vuelta ...
... pero ya es tarde para nosotros
 y "las vigilantes" pasan revista ...
... para regresar al bonito barrio de Ituren, dando fin a una fresca y gris mañana de invierno a la espera de que cambie el colorido.















👆#DeL RìO#👆

2 comentarios:

  1. Bonitas instantáneas de sabor otoñal e interesante cumbre que queda pendiente de visitar. Salud y montaña!

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  2. Gracias Guillem!! Es un recorrido muy bonito para pasar la mañana, y sin nubes por arriba mejor jeje.

    Saludos compañero =)

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